jueves, 4 de octubre de 2007

Crónica de una despedida pitxorra

Sábado 22 de septiembre. Un nutrido grupo de pitxorras se dirige hacia la choza del amigo Simón. En la puerta se percatan de que han olvidado comprar artilugios para embadurnar al novio, así que IMPROVISACIÓN 1 se dirigen hacia una tienda de chinos (“está aquí al lado” según el Chinchi) y compran lo habitual en estos casos, a saber, bataguatinédeseñoraquetrabajaensuslaboresadictaatelecinco, pintalabiosrojoputón y pintauñas (para los ojos, según el Herraiz. Suerte que aún íbamos serenos y no insistimos en pintárselos, porque de haber sido así gran parte de la despedida se hubiese celebrado en la sala de espera de urgencias de algún centro oftalmológico).
IMPROVISACIÓN 2: ¿Alguien me puede explicar qué es lo que no queda claro en la frase “ir al Menkes (tienda de disfraces popularmente conocida en la Ciudad Condal) y comprar el disfraz de caperucita roja que tienen”?
Vestido el novio nos lo llevamos a la Masia que habíamos alquilado el fin de semana (perfecta de no ser por los dos o tres kilómetros de camino de cabras que provocó agudas rascadas en los coches). Barbacoa, piscina, ping-pong y un tirador de Chouffe (gracias al amigo Pollico) convergían en lo necesario para pasar un fin de semana espectacular.
La Chouffe, esa cerveza tan especial que nos brinda las castañas más eclépticas. La Chouffe, esa cerveza que debe llevar un ingrediente mágico que provoca ese buen rollo. La Chouffe, esa cerveza que entra como una clarita y cuando menos te lo esperas te pega un hostión como el de Alonso en Japón.
Sobre la paella del amigo Chinchi seré escueto: espectacular.
Por la tarde montamos una tangana futbolística en la que en Betandwin se pagaba a 1,01 la luxación de algún miembro. Afortunadamente el partido se disputó con buen rollo (aunque algunos aún conservemos recuerdos en forma de hinchazones o moratones). Siguiendo con las actividades lúdicas, del estadio de fútbol improvisado pasamos a la piscina, donde nuestra capacidad innovadora nos llevó a inventar el waterpolo, el basketpiscina y el aguavoley. (Abro un paréntesis para comentar la anécdota de la piscina: Dani deambulando por el borde de la piscina con un vaso de cerveza en la mano. Simón detrás de Dani. Simón da un empujón a Dani. Dani vuela. Dani mira el vaso de cerveza. Una neurona de Dani toma la iniciativa y le transmite lo que debe hacer, esto es, soltar el vaso en el aire, porque igual flota y suavemente se detiene en el suelo sin verter ni una gota de cerveza. Dani suelta el vaso tal como le ha transmitido su neurona. Dani cae al agua. El vaso no flota, cae en el suelo y se parte en mil pedazos. Lástima de una caña desperdiciada, era de Chouffe. Kuñao que viene a limpiar los cristales con la escoba con la que esa misma mañana se habían limpiado los vómitos de Condemor la noche anterior. Leyéndolo ahora daba un poco de asco pasearse descalzo por allí…).
Por la tarde algunos durmieron, otros lo intentaron, y la pareja compuesta por Chinchi comando y Kuñao vivespañavivelfary! Continuaron bebiendo Chouffe hasta la hora de irnos a:
Sitges: cenazo en el Argentino de Sitges (mejor no digo el nombre para que no se colapse, porque el restaurante es espectacular). Quince tíos sentados en una mesa y 13 manteniendo la compostura. Se admiten apuestas para saber quiénes eran los otros dos.
“Kuñao, como vuelvas a levantarte de tu sitio nos vamos fuera tú y yo y no vuelves a entrar hasta que te calmes” “vale” (cabeza cabizbaja y afligida) “Viva ESpaña, Viva el Fary!!!”. Y así hasta los postres…
Tras calentar el cuerpo con unos chupitos cortesía de la casa, nos encaminamos al centro de Sitges (“está aquí al lado” según el Chinchi). Después de caminar casi una hora ascendemos por la calle del pecado “hermano, deben ser las camisetas porque a mí no me suelen mirar así”. Efectivamente, debían ser las camisetas, porque la escuadra de 15 tíos ascendiendo por la calle más conocida de Sitges, con camisetas negras en letras naranjas “PITXORRAS.COM” y capitaneados por un tío vestido de caperucita roja que más que a la del cuento se parecía al príncipe de Beckhelar era una estampa que no tenía precio. Nunca antes había escuchado tanto susurro provinente de voz masculina “pitxorraaaaaaaaa, hummmmm”. Y es que esto tiene Sitges, cuna de gays y centro neurálgico de torilis que juegan a serlo.
Murphys para que el riñón no perdiese comba y gintonics para esperar a la PEDAZO DE ESTRIPER. Lo siento, no hay fotos (improvisación 3, seremos capullos).
Después, deleite por los bares musicales de la calle del pecado, con el Chinchi haciendo volteretas y dándonos paso rollo los hombres de Harrilson y pegándose un hostión justo delante de una pareja de mossos.
Se puede decir que fue un buen sábado de fiesta, no nos podemos quejar.
Anécdota de la parada de taxis. Vienen dos pedazo de jacas rumanas (o rusas o búlgaras, vete a saber) y me planto delante de ellas y suelto “este chico se nos casa” y una de ellas, alza la mirada y suelta “¿me ves preocupara?”.
En fin, que me dejo muchos detalles, muchas historietas y anécdotas, pero lo importante es que queden guardadas en la rententiva del grupo y especialmente del pitxorra Simón. Y el sábado vamos de bodorrio!!!. Felicidades pareja!