Bar Área (PITXORRAS, el origen)
¡Ay qué buenos pitxorras! Así nos recibía el amigo Gregorio, un tajarina que decía vivir en San Adrian y que siempre estaba allí gritando ¡Tiempo!, cuando hacíamos acto de presencia en el Área. El Bar Frankfurt Área era un minúsculo bar ubicado en la calle Milà i Fontanals, al ladito de Can Mariné. Al margen de las pegatinas que decoraban las paredes, de Frankfurt tenía más bien poco (alguna vez compró salchichas alemanas, pero no cuajó el tema) pero de bar hay que reconocer que contaba con todo lo necesario: una barra, varios taburetes, dos mesas (siempre llenas de cajas), abueletes bebiendo chatos de vino y/o de cerveza, tajarinas criticando a los chinos que no paraban de jugar a la CIRSA y beber café con leche, una tele con el satélite piruleao emitiendo Canal Sur o el Canal de Caza y Pesca las 24 horas (a excepción del fútbol, claro), un cuchitril a modo de lavabo, quintos Mahou con tapilla (lo mejor del mundo era coincidir cuando su mujer estaba cocinando) y una manada de frikis antológicos (este apartado da para un capítulo entero). Y al frente de todo el amigo Nasta, de la dinastía de los Nasta, Anastasio él, Anastasio su padre (vaya cara de cabrón tenía el pavo y vaya platazos de gambas se jincaba a caraperro) y Anastasio su hijo (manda huevos). El Nasta era un tío que dedicaba las horas justas al negocio (20 diarias), que se preocupaba bastante por su estado físico y el de los suyos (calculo que entre él, su mujer y su retoño rondaban la tonelada) y que soñaba con tener un cortijo en su pueblo con reses bravas. El bar lo descubrió uno de nuestros mejores exploradores, el kuñao, y recuerdo que el Nasta no nos ponía muy buena cara las primeras veces, pero en cuanto vio que éramos capaces de bebernos una docena de quintos por persona en menos de una hora pasó a ostentarnos la categoría de Clientes VIP (lo cuál te daba derecho a una caña gratis si te quedabas hasta que cerrase). ¡Dentro hay sitio! Era el grito más popular del amigo Nasta. Muchas horas, muchas fiestas, muchos quintos, muchas tapillas, muchos partidos, muchos buenos momentos, muchas risas y muchos emolumentos nos hemos dejado en aquel bar.Un abrazo amigo Nasta, saluda de nuestra parte a tus reses bravas. Dentro ya no hay sitio.